El Naturalismo fue una nueva corriente artística y literaria que quería revelar de forma
implacable las circunstancias de todas las partes de la sociedad. Lo que había
sido mal visto por los realistas de mitad de siglo, se convirtió en el tema
principal de esta corriente literaria. Sin tener en cuenta las fronteras
tradicionales del llamado buen gusto, ni la sensibilidad artística burguesa,
debía expresarse la verdad a partes iguales entre la realidad y la
reproducción. Una novedad estilística fue el empleo de lenguaje común, jerga y dialecto. El héroe individual, que puede decidir con libertad, ya no está
en el centro de relatos y obras de teatro, sino el hombre determinado por un
colectivo, su origen, el medio o la época.
A diferencia de la literatura rusa o francesa, no existen en alemán a
penas novelas naturalistas de importancia. Arno
Holz (1863–1929) y Johannes Schlaf (1862–1941) escribieron poesía y prosa corta (Papa Hamlet). Conocida
es la obra de Holz Kunst = Natur - x («Arte = naturaleza - x»), donde x debe tender a cero, con lo que el arte
no debería ser nada más que la reproducción de la realidad. La aportación de Gerhart Hauptmann (1862–1946) fue más importante, con obras de teatro como Die Weber («Los tejedores»), que
tuvo reconocimiento internacional.
En el límite del
naturalismo se encuentra Frank Wedekind (1864–1918). Su obra de teatro Frühlings Erwachen, con su tema púber
erótico, muestra ya retazos de Fin
de siècle.
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